El éxito en el desdoblamiento astral debe ser una meta presente en la vida del estudiante gnóstico. Necesitamos enfocar nuestra disciplina diaria en esto, para dar la lección dejada por la V.M. Rabolú y finalmente comencemos a adquirir el conocimiento perteneciente al círculo mesotérico.
Si el desdoblamiento astral es nuestro objetivo, necesitamos estudiar a fondo los aspectos que están impidiéndonos de alcanzarlo. A fin de corregirlos y avanzar.
Pasamos años practicando mecánicamente, sin obtener resultados. Y si nunca los conquistamos, se dio por el hecho
de que nos mantuvimos errando en el mismo punto, sin buscar nuevas estrategias.
Debemos acordar que, como todo en la vida es regido por la ley de las octavas, nuestra práctica también es. Siempre la iniciamos por la nota DO y seguimos hasta llegar a una pausa que acontece entre el MI-FÁ. Si lo pasamos, continuamos ascendiendo hasta llegar la otra entre el LA-SÍ. Estas pausas son momentos en que necesitamos emplear un esfuerzo mayor para continuar. Representan un obstáculo que necesitamos transponer para seguir adelante y si el esfuerzo no es empleado, la dificultad no es superada, desistimos antes de alcanzar el resultado.
¿Cuál es la pausa que está deteniendo nuestro avance en relación al astral?
¿La pereza, que sopla en nuestro oído que ya estamos cansados demás y deberíamos volcar de lado y dormir?
¿Nuestro cuerpo, que pica, da picazón y no quiere quedarse quieto?
¿La ansiedad, que nos quita del estado de concentración cuando los síntomas del desdoblamiento comienzan a surgir?
Finalmente, se anhelamos el éxito, necesitamos ser estrategistas. Diagnosticar nuestro error, cual es la dificultad que nos estanca, para dar un paso más rumbo a nuestro objetivo.
El trabajo interno es constituido por un conjunto de técnicas y disciplinas, que aplicadas a nuestro día a día convergen para el despertar.
Al usar la agenda, disciplinamos la mente, fortalecemos la atención enfocada, desarrollando la concentración, que es una facultad indispensable para salir consciente del cuerpo y para desplazarse en el mundo astral. Haciendo este ejercicio, percibimos que vivimos todo de un modo muy superficial y que en nuestras prácticas acontece lo mismo, porque nuestra psicología pasa el día en este mecanismo de superficialidade y mecanicidad. Miramos, pero no vemos. Tocamos, pero no sentimos. Escuchamos pero no oímos... Entonces, en la hora de la práctica no buceamos, quedamos en la superficie...
Ojalá, tuviéramos la concentración desarrollada! Sentaríamos y en pocos minutos saldríamos de nuestro cuerpo físico plenamente conscientes. Finalmente, desdoblarse es algo natural, nuestro centro instintivo se encarga del proceso y todo acontece perfectamente.
Si observáramos una persona saludable acostándose para dormir al fin de un día de trabajo, en pocos minutos podemos percibir ella desdoblandose, por los movimientos involuntários que señalizan el desprendimento, por el estado de relajamento, por la respiración abdominal...
La mente tensiona el cuerpo!
Cuántas veces perdemos el sueño por estar con la cabeza llena de ideas, o preocupaciones? Si la mente está en el control, nuestro centro instintivo no consigue asumir el mando y providenciar la secuencia de procesos que suceden involuntariamente todas las noches cuando vamos a dormir y culminan en el desdoblamiento.
En una práctica acontece el mismo.
Cuando entendemos que nuestro cuerpo sabe desdoblarse todo se hace más simple. Pues paramos de entrar en una trampa común: la mente queriendo administrar la práctica.
Eso de supervisar, examinar, dudar, tener prisa, evaluar los síntomas, recelos en cuanto al resultado, forman parte del estado de una mente activa. La mente, gobernada por el ego y sus interminables expectativas, toma el mando, el centro instintivo no consigue actuar, y así acabamos exaustos y sin resultados.
- Muchas veces, confundimos este estado de CONTROL MENTAL, con conciencia...
Delante de estas interferencias que mencionamos, debemos siempre suplicar la Madre Divina por la muerte de estos yoes e inmediatamente volver el foco para aquello que será nuestro instrumento de atención durante la práctica, nuestra ancla: el mantra, la concentración en el corazón o en el sonido de la glándula pineal. Así, conservando la mente pasiva y con un estado de atención receptivo, de entrega, todo fluye espontáneamente.
La entrega es un estado de fe, de conexión, de certeza, de aprendizaje y aceptación. ¡Cuando nos adentramos a una práctica encomendada a nuestras partes internas, no llevamos la codicia por el resultado, pero sí el consuelo de la certeza que nuestro Padre y nuestra Madre estarán allí a nuestro lado, dándonos la mano durante todos los pasos, auxiliándonos en nuestro aprendizaje para la conquista del Astral!
La Pereza es uno yo que boicotea nuestra práctica y a vencemos confrontando sus hábitos. El pequeño esfuerzo de salir del lecho para practicar, o adoptemos una posición distinguida de la que usamos habitualmente para dormir, no nos acurrucamos tan cómodamente, son métodos simples que desarticulan la inercia que sentimos cuando estamos dominados por este ego.
Estas disciplinas, deben siempre ser acompañadas de la muerte, pues así vamos en los desentrañando definitivamente de estas limitaciones internas.
Podemos aprovechar la madrugada para ejercitar la salida en astral consciente. En el silencio de la noche, después del cuerpo haber descansado y se liberado de las tensiones del día anterior, todo queda más propicio. Como dijimos, es conveniente salir del lecho, a fin de evitar pereza tramposa que en los instiga a no practicar. Vea como la pereza nos engaña con sus mentiras. Ella nos coloca un cansancio sin medida, que nos pesa el cuerpo, dándonos la sensación de que es imposible desempeñar la tarea, porque la indisposición física es muy grande. Sin embargo, es todo un engaño, pues al practicar en la madrugada nuestro cuerpo continuará con el beneficio del reposo, la diferencia es que estaremos ejercitando nuestra conciencia y eso sólo nos traerá bienestar y disposición. Necesitamos desmontar estas trampas del ego, que organizó nuestra vida para garantizar su subsistencia. Debemos organizar nuestra existencia en función del Ser.
Serán estos pequeños sacrificios que determinarán los primeros pasos para nuestro despertar.
No existe la posibilidad de continuar haciendo todo de la misma manera y conquistemos resultados diferentes. La revolución de la conciencia exige cambios de nuestra parte.
Practica del Saltito
“Si quisiéramos llegar al despertar de la Conciencia, a la autoconsciencia, tendremos que trabajar con la Conciencia aquí y ahora. Es precisamente aquí, en este mundo físico, donde debemos trabajar para despertar la Conciencia. Quién despierta aquí, despierta en todas las partes, en todas las dimensiones del Universo.” (V.M. Samael)
La técnica del “Saltito”, es un presente que el V.M Rabolú en el dejó para experienciarmos el mundo astral.
Ella consiste en al largo de nuestro día, recordando de sí, nos preguntemos: “Será que estoy en el mundo físico o astral?” Y demos un pequeño salto con el objetivo de flotar.
Todo aquello que hacemos repetidamente en el mundo físico, repercute en el mundo astral y esta técnica tiene su éxito basado en esta máxima.
Entonces, cuando nos sometemos la disciplina diaria de saltar, el mismo acontecerá en el astral. Como allá las leyes son distinguidas del mundo físico y no existe la gravedad, flotaremos, volaremos. Proporcionándonos un choque en la conciencia, abriéndonos la realidad de que estamos en la quinta dimensión.
Existe un atributo de la esencia, importante a ser trabajado junto de esta técnica, la capacidad de asombro.
Todo niño pequeño, por estar con la esencia activa, carga esta capacidad de asombro, que es la facultad de maravillarse con las cosas diminutas y a veces simples, de la vida. Por ejemplo, de percibir la sutileza de las transformaciones del jardín de la casa en que se vive y asombrarse con eso!
Este estado es algo que nosotros adultos perdemos, pues cada vez que miramos algo distinguido, como un insecto raro en la pared, en vez de permitirnos el encanto (asombro) que disfrutábamos en la infancia, inmediatamente nuestra mente comienza buscar rotulaciones para atribuir aquel ser desconocido: “Una araña?”, “Será venenosa?”, “Vino atraído por la luz”, “Mejor sacar para fuera”, “mejor matar, pues podrá volver”. Y por ahí va...
Podemos percibir, que cuando estamos en un ambiente, esperando para ser atendidos, nos mantenemos en nuestro mundo interior, hipnotizados con los interminables debates mentales, recuerdos y consideraciones. Cogemos el celular, o una revista para distraernos, buceamos en la historia de la vida de alguien famoso, completamente identificados, olvidados de sí... Con el objetivo nocivo de buscamos algo que solucione el malestar del tiempo de espera, tomados por el sueño de la conciencia.
Al paso, que un niño pequeño investigaría cada esquina de aquel ambiente desconocido, agitando todo, aterrizando en el ahora, atento y ejerciendo el asombro.
Es muy productivo asociar esta capacidad de asombro a la técnica del saltito. Entonces, cada vez que ocurra algo distintivo, ejercitamos el asombro y aplicamos la técnica.
Ejemplos:
*Nuestra compañera de trabajo llega con un corte de cabello nuevo.
*Encontramos una persona que no veíamos a muy tiempo
*Nace una flor diferente en el jardín.
*Cambia el sentido del tráfico en las calles de nuestra ciudad.
¡Finalmente, se procedemos así en el mundo físico, por repercusión haremos de la misma manera en el astral y cuando nos encontramos con una playa formada por guijarros negros (diferente de la habitual arena clara de la costa brasileña), nos asombramos, daremos el saltito con la intención de flotar y flotamos!
En este instante, inmediatamente debemos dirigirnos para nuestras partes internas haciendo la siguiente súplica:
“Mi Padre, lléveme la Iglesia Gnóstica!”
Son estas experiencias, que alimentan nuestra alma, de conocimiento y esperanza, para seguir la árdua lucha contra sí...
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Para avanzar en el camino espiritual, necesitamos estar libres de sentimientos de incapacidad o insuficiencia. Ellos deben ser eliminados, pues estos defectos crean una distracción en nuestra percepción. Colocando el desdoblamiento como algo distante, usando argumentos como: “estuvimos tanto tiempo en el movimiento y nada”. La diferencia que existe del pasado para el ahora, es que nunca nos dedicamos a implantar disciplinas a fin de alcanzar nuestros objetivos. Con ese cambio, de aquí a un tiempo, miraremos para atrás y percibiremos que cuando iniciamos nuestra disciplina para desdoblar, la dificultad era quedar inmóvil y que fuimos practicando, domando el cuerpo, muriendo en los egos que generan lo incomodo y hoy eso es algo completamente superado, el cuerpo no incomoda más.
“Bien, mire, a mí el Maestro Samael nunca me dio disciplina. La damos nosotros. Cuando se quiere servir para algo, va implantando su propia disciplina” (V.M. Rabolú)
Necesitamos comprender que siempre habrán desafíos. Por hora, estamos construyendo la facultad del desdoblamiento, más adelante nos encontraremos con aprendizajes referentes al mundo astral y sus particularidades.
Necesitamos dar el primer paso, salir de la inercia que nos asola y comenzar a conducir nuestra existencia fijada en la meta del despertar.
Debemos entregarnos a nuestro Padre el día a día y durante los momentos de interiorización. Imprimir dentro de nosotros la intención de ser un instrumento de la voluntad de él. Nuestras partes internas ansían por esta reconexión. Ansían que miremos para el Cielo en búsqueda de luz, que hagamos brillar nuestra esencia, para poder ayudarnos.
Convirtámonos en científicos de la vida. ¡Actuemos en nuestra vida cotidiana, buscando un estado de conciencia diferente, una atención, una presencia! Entonces empezará a producirse el verdadero cambio.
Paz Inverencial!
*Colaboración: hermanos gnósticos del S.O.S.