“Por olvidarnos del Ser, cometemos muchos errores. Grandes cosas nos acontecen cuando nos recordamos de nosotros mismos.” (V.M. Samael Aun Weor)
Buscamos en nuestras vidas la realización de algo muy especial, algo muy diferente del que es anhelado en la vida común y corriente.
Hay una viva inquietud en nuestro interior que dice que necesitamos conquistar algo que dé real sentido a nuestra existencia. Esa misma inquietud que brilla en nuestro interior afirma que para eso es necesario recorrer el camino que muchos hombres y mujeres ya recorrieron para ser conscientes de sí mismos y de todo Universo.
Felizmente tenemos en nuestras manos la maravillosa enseñanza gnóstica, que cuando es practicado y vivido, permite a todo hombre y a toda mujer de buena voluntad la cristalización de todos los principios anímicos y espirituales que llevan a la perfección, a la Auto realización Íntima del Ser.
Es a través del camino de la Revolución de nuestra Conciencia que iremos a acceder lo que hay además del mundo material, a las dimensiones superiores de la naturaleza, a los cielos, a develar los misterios del Universo... Por fin, nos conduce al punto de partida original, o sea, al Absoluto con cien por ciento de conciencia.
Sin embargo, mismo con técnicas tan precisas que la enseñanza gnóstica nos ofrece, muchos no avanzan en el camino que conduce a la liberación, pues no consiguen encontrar un punto de apoyo dentro de sí mismos y se miran confusos en medio al enmarañado de pensamientos, sentimientos, deseos, anhelos, etc., confundiéndose aún más delante de los eventos externos de la vida.
Estamos tan identificados con nuestra vida material, con nuestros compromisos, con nuestros relacionamientos sociales, familiares y profesionales, que olvidamos lo que verdaderamente importa en estos momentos tan cruciales para la humanidad: trabajar seriamente sobre nosotros mismos a través del recuerdo de sí, de la autoobservación, de la muerte de momento a momento, de ser castos, desdoblarnos en astral conscientemente, meditarnos...
En nuestra lucha diaria nos encontramos con todo tipo de situación agradable y desagradable y en medio a todo eso, realizar el trabajo psicológico acaba siendo una tarea ardua y difícil, pues necesitamos emplear un esfuerzo muy particular y especial.
Este esfuerzo que debemos realizar consiste en colocar el porcentaje de conciencia que tenemos libre en actividad, a través de la recordación de sí y del sentido de la autoobservación, siendo así, es precisamente la conciencia que debe ser trabajada.
Para un trabajo más pleno y constante, necesitamos saber que existe un punto de apoyo en nuestro interior y debemos nos hacer cada vez más conscientes de él. Al fijarnos en él gradualmente, comenzaremos a cambiar nuestras vibraciones y atraer toda ayuda necesaria para nuestro desarrollo anímico y espiritual.
Este punto de apoyo, este asiento a que nos referimos es la “Recordación de Sí Mismo”: Siempre debemos recordarnos de nuestra Madre Divina y de Nuestro Padre que está en Secreto.
Debemos fortalecer esta relación y eso es posible cuando pasamos a pensar en esta unión y a sentirlos en nuestro interior, no solamente a través de nuestras prácticas de meditación, pero también durante nuestro día a día. Cuando esto ocurre, entra en actividad nuestro centro Intelectual Superior y Emocional Superior.
A medida que nos hacemos más próximos “De ellos” por la íntima recordación, sabiendo que están con nosotros de momento a momento, nuestra conciencia pasa a fijarse “En ellos”, creando una base sólida. Con esa fuerte conexión establecida, que va siendo conquistada de a poco, ese porcentaje de conciencia libre pasa a tener más fuerza, foco y constancia para mantener la atención en que estamos haciendo en lo presente y para observar los defectos psicológicos que se manifiestan en la mente de una manera, en el corazón de otra y en el sexo de forma distinguida.
“Defecto descubierto es defecto muerto!” Eso significa que de inmediato, debemos pedir de forma imperativa a nuestra Divina Madre para que elimine cada uno de los defectos que descubrimos, a través del sentido de la autoobservación.
A partir de ahí, debemos volver nuestra atención al Ser, manteniendo el sentido de la autoobservación en alerta. De esta manera no dejaremos nuestra atención dispersa y seremos capaces de percibir que esa unión va haciéndose cada vez más consciente. El amor que emanan constantemente y que ahora podrá ser captado por nosotros, será una fuente inagotable de fuerza interior.
Cuando nos olvidamos de nuestro Ser, pasamos a ser víctimas de las circunstancias, pues absorbemos lo que captan nuestros cinco sentidos sin filtros, muchas veces de forma exagerada y distorsionada, pues es el ego que recibe las impresiones que nos llegan. Debemos ser dueños de nosotros mismos y no dejar que las circunstancias nos afecten tan fácilmente, llevándonos a las actitudes erradas, a todo tipo de emociones negativas, de la alegría a la tristeza, de la esperanza a la desesperación...
Frente a las situaciones difíciles o dolorosas normalmente nos dejamos abatir o desesperar y con eso creamos defectos psicológicos terribles... En estos momentos, en vez de identificarnos con lo que vemos u oímos, por ejemplo, debemos estar atentos a nuestras reacciones internas, pedir la eliminación de los defectos a nuestra Divina Madre y volver la atención a nuestro Ser inmediatamente, buscando sentir la abundancia de su Amor y Protección, pues “Él” es capaz de traer luz, paz y curación a nuestra mente y a nuestro corazón.
No solamente las circunstancias difíciles merecen nuestra atención, pero todas las circunstancias agradables y desagradables sirven como oportunidades para nuestro auto descubrimiento y cambio interior.
Resulta interesante observar que el equilibrio que el ser humano tanto anhela en sus relaciones en el mundo físico, tiene como punto de partida su propio interior.
Cuando, a través del trabajo de eliminación de nuestros defectos, el porcentaje de esencia libre comienza a aumentar, somos capaces de tener nuevas percepciones del mundo y de las relaciones como uno todo. Pasamos a querer y a trabajar para el bien y para la felicidad de los otros, pues el verdadero amor comienza a expandirse en nuestros corazones.
A medida que empleamos este esfuerzo, colocamos en actividad los atributos de nuestra conciencia, capaz de traer a las nuestras relaciones equilibrio, paz, inteligencia, armonía, belleza, etc. Eso significa que el trabajo interno construye, ennoblece y trae beneficios a todos. Mientras las manifestaciones del ego, siempre egoístas y pequeñas, traen a nuestras vidas y a de los otros, dificultades y conflictos de todo tipo.
Por más dificultades y desafíos que puedan existir en nuestras vidas, es a través del trabajo esotérico gnóstico que tenemos la oportunidad de aprovechar las adversidades para eliminar nuestros defectos y aumentar el porcentaje de esencia libre. Mientras más esfuerzos hagamos en este sentido, más seremos asistidos por las jerarquías y nuestras acciones presentes determinarán un futuro distinto...
Trabajando con persistencia, paciencia y continuidad de propósitos, comenzaremos a atraer toda ayuda necesaria venida de las dimensiones superiores, en consonancia con los méritos que vamos adquiriendo con nuestros esfuerzos. A medida que demostramos con hechos, atraemos por vibración, a las jerarquías de la Venerable Logia Blanca, que luchan para ayudar aquellos que están trabajando.
Paz Inverencial!
*Colaboración: hermanos gnósticos del S.O.S.