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LOS SIETE PECADOS CAPITALES

 

     “Con la muerte matas a la muerte por una eternidad”. (Samael Aun Weor)

 

Los primeros pecados que cometimos tras nuestra caída sexual dieron lugar a los egos de la Lujuria (lascivia), la Ira (odio) y la Codicia (ambición). Formando una trinidad negativa que nos abrió la puerta del abismo. Todas las guerras del mundo se basan en esta trinidad y se han convertido en la característica principal de la Edad de Hierro que vivimos...

 

De la raíz de la “Ira” nacieron otros dos egos que la sustentan: la Envidia y el Orgullo. De la “Codicia”, fruto de nuestros deseos, nacieron la Pereza y la Gula, como forma de placer y autoindulgencia.

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LUJURIA

 

La “Lujuria” es la raíz de todos nuestros problemas... Un pequeño detalle nos roba el trabajo del día.

Tal vez una persona que nos parece hermosa... un elogio fuera de lugar... una mirada astuta... un solo pensamiento... y ahí nuestra conciencia queda atrapada en ese momento, congelada en el tiempo... como si fuera para siempre.

 

El sexo nunca debería formar parte de nuestro mundo mental, de nuestros pensamientos, de nuestras fantasías, de nuestra rutina diaria, y mucho menos debería hablarse de él, oírse o verse, ya sea en una conversación o en internet... de forma irrespetuosa o malintencionada. En  la  naturaleza,  los  animales no  piensan  en  el 

sexo, sólo realizan el acto con fines reproductivos impulsados por el instinto de perpetuar la especie. Nosotros los gnósticos, que seguimos la naturaleza solar y practicamos la supra-sexualidad (transmutación alquímica), sólo debemos movernos por el deseo y el placer en los momentos previos al coito carnal, con el fin de crear cuerpos solares y proclamar el amor.

 

“Castidad” es la virtud que surge del trabajo de eliminación del ego de la Lujuria. De esta forma, aprendemos a relacionarnos con la sexualidad de forma pura. Esto también nos favorecerá en las prácticas esotéricas y internamente podremos tener más contacto con las Jerarquías Divinas, así como acceso a los Templos de la Sabiduría.

 

Existen tres tipos de castidad: del sexo, de los ojos y de la mente. Sin embargo, comparando los tipos, podemos considerar que la castidad físico-sexual es la más fácil de alcanzar, aunque al principio el cuerpo necesite tiempo para adaptarse.

 

Por otro lado, debemos darnos cuenta de que la concupiscencia, o el deseo de la carne, siempre comienza con la mente y los sentidos, especialmente los ojos. Esto hace que estos dos tipos sean los más grandes y difíciles de trabajar. Debemos cuidar nuestros sentidos, nuestras percepciones y no permitir la concupiscencia de los ojos y del pensamiento, si queremos alcanzar la castidad en nuestras vidas. La concupiscencia de los ojos es la flecha de Lucifer y los pensamientos maliciosos son el alimento de la Lujuria.

 

Más allá de la Lujuria está Lucifer. Lucifer es la luz, cuya naturaleza es la misma que la de los ojos... Atracción fatal y maligna, belleza deslumbrante, pasión fulminante... celos, apego... sexo violento, brutal e instintivo. Todo esto pertenece al mundo de Lucifer y Nahemah. Lilith en nuestra psique nos lleva a la masturbación, al sexo oral y anal, a la pornografía y a todo tipo de aberraciones sadomasoquistas, así como a la homosexualidad.

 

Del mismo modo que el “hombre-bestia”, las mujeres también deben disciplinar su mirada y cuidar sus reacciones uterinas ante cuerpos, voces y miradas seductoras. También deben cuidarse de las intenciones lujuriosas o seductoras al vestirse o embellecerse... Sin embargo, siempre debe haber un equilibrio en estas áreas, para que no haya extremos ni fanatismos.

 

Fornicar, llevar una vida promiscua, adulterar, masturbarse, ver pornografía, alimentar placeres y pasiones en el mundo mental... cualquier animal humano degenerado es capaz de ello. Lo que nos hace diferentes, poderosos y divinos es cuando tenemos la potencia, la libido, el deseo y todas las hormonas, así como la facilidad para pecar o caer en la tentación, pero no lo hacemos. Este estado nos convierte en verdaderos «machos» y hace que las «mujeres» sean valoradas y superiores.

 

 

EL BANQUETE Y LA BOCA

 

El mundo de hoy se ha convertido en un gran banquete del que podemos servirnos a voluntad, eligiendo el placer y el modo de saciarnos.  El pudor orgánico y la vergüenza ya no existen y los chicos y chicas cada vez más jóvenes caen en brazos de la fornicación y de los placeres carnales. El amor ha pasado de moda. El sexo y el dinero se han convertido en los grandes objetivos de la vida y, sin ellos, todo pierde su sentido y su razón de ser.

 

La clave de nuestro triunfo en este trabajo sobre la Lujuria es superar las “tentaciones” del “Banquete de Baco”.

 

En este banquete tenemos mujeres hermosas de todas las edades y hombres musculosos, jóvenes y maduros. Tenemos pornografía, vídeos eróticos, bailes provocativos, música excitante y masturbación, así como sadomasoquismo.

 

En Internet también tenemos una amplia gama de menús entre los que podemos elegir y reservar nuestra cita lujuriosa o adúltera. Toda página web, anuncio o grupo web creado con la intención de promover encuentros amorosos, citas y relaciones, en el mundo astral y mental se refleja como una red de prostitución y deseos carnales. Aunque se disfracen de buenas intenciones, amor, poesía, religión y bellas melodías. Siempre que vendemos nuestra imagen, características y descripción en un menú de ofertas para que alguien nos elija o se interese sexualmente por nosotros, nos estamos prostituyendo.

 

En consecuencia, cuando hayamos tenido suficiente del gran banquete sexual del mundo actual, de la “Boca de Baco” sólo pueden salir mentiras, palabras negativas y palabras hirientes y destructivas. La boca expresa o que está en la mente y la mente es un reflejo de nuestra sexualidad, que a su vez puede convertir nuestros corazones en tinieblas, apagando la llama de la Esencia y del Amor.

De otro modo, podríamos decir que el lenguaje obsceno, la risa cínica, la risa maliciosa, las palabrotas que atentan contra el eterno femenino, los chistes con doble sentido, las mentiras, las conversaciones lujuriosas, etc., degeneran el sexo, fortalecen la mente y perturban el corazón.

 

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IRA

 

La “Ira” en todos sus aspectos nos perjudica, provocando reacciones explosivas en nuestro interior que no son nada agradables, generando enormes pérdidas de energía. La palabra hiriente, el verbo “mal dicho”, produce violencia a nuestro alrededor e impregna el ambiente y las paredes de una energía pesada, como una niebla oscura que rodea todas las partes... Sin embargo, aunque no emitamos ningún sonido ni palabra, sólo los pensamientos y emociones negativos pueden producir efectos destructivos similares.

 

La ira que llevamos dentro se manifiesta por muchas razones. Cada  detalle  tiene  su  particularidad.  Ya  sea  por  malestar,  por 

dolor, porque algo no funciona, por pereza, por gula, por falta o exceso de sexo, por orgullo herido, porque nos llevan la contraria, etc., etc. La lista es larga y a menudo nos enfadamos sin motivo aparente...

 

Si trabajamos diariamente los detalles de la ira, nace en nosotros la virtud de la “Mansedumbre”. Nos volvemos más pacientes y serenos, lo que también repercutirá favorablemente en nuestras prácticas místicas. También desarrollamos la compasión por los demás, el buen humor, aprendemos a ver los puntos de vista ajenos sin ofender a nadie...

 

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CODICIA

 

El arquetipo de la “Codicia” son las “manos” y se relaciona principalmente con nuestro apego a los bienes materiales, nuestra casa, el dinero, el lujo, la comodidad... La codicia nos lleva a un estado hipnótico de sueño profundo frente a la riqueza, el oro, la plata, el dinero, el poder, los vicios y los placeres.

 

En la Codicia nos afanamos demasiado por lo material, queriendo tener más de lo que necesitamos, polarizándonos excesivamente en relación con el trabajo, con el mundo exterior. Por ambición, gastamos grandes cantidades de energía y cuando terminamos estamos agotados, ya sea física, mental o emocionalmente. Otro aspecto de la codicia  es  la  avaricia,  en  la que  no  queremos  renunciar  a  nada,

causando dolor y sufrimiento a los que nos rodean. Es importante destacar que también existe la ambición de facultades y poderes espirituales, pero los maestros siempre nos han enseñado que lo que tenemos que hacer es, mediante la eliminación de defectos y prácticas místicas, prepararnos para que un día podamos recibir estos poderes y facultades.

 

Si trabajamos la Codicia, nace en nosotros la virtud del “Altruismo”, que es la caridad en el sentido de ayudar al prójimo, ya sea dando pan, agua y ropa de abrigo a los necesitados, ya sea ayudando económicamente a un familiar, a un amigo o a un enfermo que necesita medicinas, ya sea haciendo una visita de cortesía a un anciano...

 

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ENVIDIA

 

La “Envidia”, simbolizada por nuestros “ojos”, es el deseo de poseer lo que tiene la otra persona, en este caso pueden ser bienes materiales, la belleza de la otra persona, la salud de la otra persona, la familia de la otra persona, las amistades de la otra persona, la forma de ser de la otra persona, las virtudes de la otra persona... en definitiva, ¿“desear” todo aquello que nosotros no tenemos y la otra persona sí? La envidia puede llevar a calumniar, a hablar mal de los demás o incluso a actuar obstruyendo el camino de los demás.

 

La palabra ENVIDIA viene del latín: INVIDIA. Significa “VER INVERSO”, ver de forma opuesta o de forma “distorcionada”. Así que vemos a la otra  persona  como  nos  gustaría  ser.  De este  modo, en  lugar de 

alegrarnos por el éxito amoroso, financiero o profesional de nuestro prójimo, o incluso por su triunfo en un desdoblamiento astral, nos «cegamos» por la envidia, la ira y el odio. “Discreción”, “silencio” y “hermetismo” son la forma de defendernos de los rayos envidiosos que nos bombardean...

 

Si trabajamos la Envidia, nace en nosotros la virtud de la “Filantropía”, que es la alegría por el bien ajeno o para los demás. En la Filantropía practicamos un bien colectivo que sirve a una comunidad o a nuestra nación. En los planetas evolucionados también hay política, religión y reinos. Sin embargo, están unidos dentro de estas tres fuerzas, con una única línea de acción que sirve al bien de toda la comunidad. Practican el verdadero socialismo cristiano, basado en la caridad, el amor y la filantropía. Ayudar en centros de ayuda, en frentes de apoyo a los apestados, a las víctimas de grandes tragedias, siempre que los envíos sean confiables, es también practicar la filantropía.

 

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ORGULLO

 

El “Orgullo” nos da esa falsa sensación de ser importantes, de sentirnos superiores a los demás, ya sea por alguna cualidad, conocimiento o posesión material, cuando todos sabemos que desde el punto de vista espiritual no valemos ni un céntimo. Por orgullo, queremos superar a los demás en algún aspecto, queriendo tener siempre la razón en una disputa, ya sea en una relación amorosa, familiar o profesional. Esta dificultad para respetar las ideas divergentes, la necesidad de demostrar a los demás que tenemos razón, destruye las relaciones y puede llevarnos incluso a humillar a alguien. Pero, así como existe esta cuestión de creernos mejores que los demás, también existe la contraria, en la que nos creemos inferiores (baja autoestima, complejo de inferioridad, etc.).

La humanidad actual se ha vuelto orgullosa, prepotente y arrogante. Ya nadie quiere sentirse pequeño o bajo. Todo el mundo quiere estar arriba a toda costa. Hombres, mujeres, jóvenes, niños, homosexuales, religiosos, ¿etc? Todos se creen superiores a los demás, ya sea en educación, dinero, poder, sexo, conocimientos, etc.

 

Con la llegada de internet, todo el mundo cree saber algo, basándose en opiniones de influenciadores, falsos médicos y falsas doctrinas, pseudo-ocultistas y pseudo-esotéricos... Ya nada nos pertenece. Todo es prestado o usurpado a alguien.

 

La ley del mínimo esfuerzo, tan común hoy en día, hace que siempre busquemos que nos lo den todo masticado y así creemos en unos y en otros, sin comprobar, investigar ni reflexionar sobre nada. Antes éramos máquinas en manos de egos, ahora también somos máquinas en manos de la Bestia-Net.

 

Si trabajamos el Orgullo, nace en nosotros la virtud de la “Humildad”, que es cuando aprendemos a actuar con sencillez, dando más valor a las cosas reales y verdaderas. La Humildad no es una virtud de cambio de comportamiento, sino una conquista y manifestación de la conciencia. La humildad, la sencillez, la mística que exalta a Dios en su multiplicidad y plenitud, la conciencia que trae luz e ilumina todo a su alrededor, ¿hace justicia al corazón que intuye y alimenta la llama de la inquietud? nuestra virtud suprema.

 

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PEREZA

 

La “Pereza” puede definirse como el deseo de no hacer nada o incluso como un acto de mala voluntad hacia el prójimo o hacia uno mismo.

 

Sin embargo, la distinción entre “pereza”, “cansancio” o “enfermedad” (carencia de vitaminas y minerales, desequilibrio hormonal, etc.) no siempre está clara. Ciertamente, para saber cómo y cuándo trabajar sobre este defecto, hay que estudiar los detalles de nuestros hábitos o adicciones.

La pereza física (no confundir con el cansancio) proviene de la ociosidad, que genera el hábito de no hacer nada y la costumbre de sentarse  o tumbarse  para entretenerse,  a veces con la tele, a veces 

con el móvil, a veces simplemente charlando o a veces dormitando...

 

La pereza mental es la falta de voluntad para intentar comprender a alguien, para reflexionar sobre una enseñanza que hemos recibido, para escribir, para leer, para formarse, para estudiar, para aprender...

 

La pereza espiritual, en cambio, es la peor de todas, porque combina elementos de todos los tipos de inactividad e inmovilidad que poseemos y nos impide practicar la Gnosis. Sean estas prácticas revolucionarias o místicas. También se pueden enumerar otros aspectos de la pereza, como el desdén, la dejadez, la desorganización, la falta de objetivos, la falta de continuidad en los propósitos, etc.

 

Si trabajamos los diversos aspectos de la Pereza, nace en nosotros la virtud de la “Diligencia”, que está relacionada con la buena voluntad, el sentido de cooperación y colaboración con los demás, el buen servicio y el estar siempre dispuestos a escuchar y comprender a los demás. Debemos esforzarnos siempre por aprender y comprender todo lo que esté a nuestro alcance, según nuestra conciencia. El defecto de la ociosidad también pierde su fuerza y su alimento cuando decidimos ejercitar nuestra máquina. El músculo que no se usa se atrofia. Músculo atrofiado es sinónimo de debilidad, desánimo y falta de energía.

 

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GULA

 

La “Gula” se caracteriza por comer en exceso o tener antojos, incluso beber sin límites. La gula también se manifiesta en una mala alimentación y en el descuido de la salud del cuerpo. La gula siempre está pensando en cómo saciarse, ya sea con ese «delicioso dulce» o con un acontecimiento festivo, en casa o en otro lugar. En una comida, a veces podemos comer en exceso, simplemente porque la gula aún no está satisfecha, pero en cualquier caso tenemos que asumir que los defectos nunca están plenamente satisfechos, se alimentan a sí mismos con sus manifestaciones y, de hecho, son eternamente insaciables. Si comemos demasiado o tenemos sobrepeso, esto también puede obstaculizar los resultados de las prácticas esotéricas.

Es el deseo del diablo que comamos más de lo que necesitamos, que nos atiborremos de pasta y guisos, que nos atiborremos de bocadillos y golosinas, que nos comportemos como auténticos cerdos devorándolo todo sin la menor compostura ni educación....

 

La forma en que comemos y lo que comemos afectará directamente a nuestro comportamiento hormonal y sexual. Nos referimos aquí a la cuestión de demasiada proteína animal, comida demasiado picante o alimentos con ingredientes afrodisíacos que pueden aumentar demasiado la libido sexual. También en términos de castidad, es sabido dentro del gnosticismo que no se recomienda el consumo de carne de cerdo y sus derivados. En la naturaleza, el cerdo es considerado un animal involutivo y las células de su carne están cargadas de átomos infradimensionales. El cerdo nunca mira al sol ni al cielo, siempre mira hacia abajo y le gusta vivir en la inmundicia, el barro y las heces; su vida gira en torno al sexo, la comida y la pereza... El consumo de cerdo conduce a la fornicación y a la falta de castidad por parte del alumno, ya sea a través de poluciones nocturnas (solteros) o de caídas sexuales (parejas casadas).

 

La “Templanza” es la virtud que aplaca los monstruos que llevamos en el vientre. Estos monstruos nos tientan día y noche, despiertos o dormidos, para que busquemos satisfacer alguno de sus deseos...  La Templanza es una virtud que se opone a los estados de excitación, ansiedad, depresión y estrés, evitando así que caigamos en adicciones como las drogas, el alcohol y el cigarrillo. Con la Templanza conseguiremos una alimentación natural y equilibrada, viviendo así saludablemente.

 

 

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Todas estas virtudes mencionadas anteriormente pertenecen a nuestra Esencia y para que se manifiesten necesitamos eliminar estos defectos psicológicos que se manifiestan en un determinado momento. Para ello, necesitamos estar en Auto-Recuerdo, recordando a nuestro Padre y Madre internos, pidiéndoles siempre ayuda en este trabajo.

 

Una vez que estamos en recuerdo de sí mismo, necesitamos realizar el desdoblamiento psicológico de la Auto-Observación, que es la capacidad de dividirnos en dos: el Observador (Esencia) y lo Observado (Defecto). Sólo así podemos percibir cómo el defecto en un determinado momento consigue controlar a voluntad la máquina humana y sus respectivos centros (Emocional, Intelectual y Sexual).

 

Una vez que nos hemos dado cuenta de un defecto a través de la Auto-Observación, en este punto debemos apelar a nuestra Divina Madre particular, ya que ella posee un poder electrónico superior a la energía del propio defecto. Debemos pedir mentalmente a nuestra Madre Divina: “¡Madre Divina! ¡Quítame este defecto! ¡Desintegradlo!”

 

Hacemos la petición con fuerza y energía e imaginamos que la Madre Divina, con su lanza, desintegra ese defecto en polvo cósmico.

 

A medida que un defecto es eliminado, una partícula de Esencia se libera de él y esta partícula se une a la parte de Esencia que ya tenemos libre de los Yoes y así adquirimos más fuerza y conocimiento para trabajar sobre nosotros mismos. Así pues, la Muerte Psicológica es la práctica básica de todo estudiante de esoterismo, porque con ella se recorre un verdadero camino que puede conducirnos definitivamente a la Auto-Realización Íntima del Ser.

 

¡Paz Inverencial!

 

 

Colaboración: Estudiantes  Gnósticos de Gnosis para los Pocos / S.O.S.

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