LOS SIETE CENTROS DE LA MÁQUINA HUMANA

 

Hay siete centros fundamentales en nuestra máquina humana. Cinco inferiores y dos superiores. Los inferiores son: 1) Centro Intelectual, con su centro de gravedad localizado en el cerebro; 2) Centro Emocional, con su centro de gravedad localizado en el plexo solar y en los centros nerviosos específicos del gran simpático; 3) Centro Motor, con su centro de

gravedad localizado en la parte superior de la columna vertebral; 4) Centro Instintivo, con su centro de gravedad localizado en la parte inferior de la columna vertebral; 5) Centro Sexual, con su centro de gravedad localizado en las raíces de los órganos sexuales. Tenemos también el Centro Intelectual Superior y el Centro Emocional Superior, que no tienen localización física, pero son verdaderos instrumentos divinos de comunicación entre el hombre y su Ser.

 

 

Si queremos eliminar nuestros defectos psicológicos, debemos comprender profundamente el mecanismo de cada uno de estos centros, porque los defectos psicológicos utilizan estos centros para poder manifestarse y así robar nuestras energías, manteniendo embotellada nuestra conciencia. Aprender a hacer la distinción entre los centros inferiores y las manifestaciones que pueden surgir de los centros inferiores también es importante para el trabajo que tenemos que hacer.

 

Cada centro tiene un cierto dualismo. Por ejemplo, en el centro intelectual está el razonamiento y en su mal uso surge la batalla de antítesis: sí y no, afirmación y negación de algo, nuestros pensamientos se dividen en esta batalla. En el centro emocional tenemos emociones agradables o desagradables. Emociones como la alegría, la simpatía, el afecto, la confianza en uno mismo, etc., son positivas. Mientras que las emociones desagradables como el aburrimiento, los celos, la envidia, la ira, la irritabilidad y el miedo son completamente negativas. También tenemos que aprender a evitar el abuso de estas emociones, que proviene de los deportes extremos, los deportes en general (aficcionados), las telenovelas y películas, Internet, etc.

 

En el centro del movimiento existe una lucha entre el movimiento y el reposo. En este centro también tenemos buenos y malos hábitos, lo que indica la necesidad de estudiar nuestros hábitos mecánicos (repetitivos), ya sea al caminar, vestirnos, comer, etc. En el centro instintivo opera el instinto de conservación, que opera sabiamente para el funcionamiento de los órganos del cuerpo humano. En este centro tenemos las sensaciones agradables y desagradables, que están relacionadas con los cinco sentidos. Por ejemplo, la sensación de frío o calor (tacto), el olor agradable o desagradable (olfato), el sabor de los alimentos (gusto) y así sucesivamente. En el centro instintivo también tenemos las sensaciones de placer o dolor. También en el centro instintivo pueden actuar fuerzas bestiales, como el instinto criminal, el miedo, la cobardía y la propia bestialidad sexual. El centro más importante y rápido es el centro sexual, con su fina energía. El sexo es el poder del alma. En el sexo están todas las posibilidades de ascender espiritualmente, a través de la castidad. Y sólo podremos hacerlo si aprendemos a observar los defectos que actúan en los diferentes centros de la máquina humana y los eliminamos. En este centro hay atracción y repulsión, castidad y lujuria.

 

Hay diferencia de velocidad entre los centros. Por ejemplo, los centros motor e instintivo son treinta mil veces más rápidos que el centro del pensamiento. Mientras que el centro emocional es treinta mil veces más rápido que los centros de movimiento e instinto y así sucesivamente.

 

Para que la máquina humana esté en equilibrio es necesario que cada centro trabaje con su propia energía. Así que tenemos que aprender a observar cómo los defectos utilizan las energías de estos centros, desgastándolos. Por ejemplo, la lujuria puede utilizar el centro intelectual, proyectando una fantasía, donde nos identificamos y sentiremos una sensación morbosa en el centro sexual, sentiremos vibrar este centro. Cuando actúa el defecto de la ira, hay una explosión de ira, sentimos una palpitación en el corazón y los músculos se agarrotan. En la codicia hay un deseo de poseer, acabamos trabajando en exceso y entonces no conseguimos desconectar psicológicamente de las actividades realizadas, impidiendo la relajación y la concentración. En el centro intelectual puede actuar el prejuicio o la calumnia. En el centro instintivo, pueden actuar la pereza y la gula.

 

Un centro en desequilibrio se convierte en ladrón de energía del otro y al final todos roban del centro sexual y entonces el propio centro sexual empieza a robar de los otros centros. Conclusión: hay un cruce de hidrógenos y la máquina empieza a actuar en desequilibrio. Entonces, nunca trabajamos con el hidrógeno 12, que es el hidrógeno del centro sexual y el material para la producción del hidrógeno SI-12. El hidrógeno SI-12 es el hidrógeno que se utilizará para construir los cuerpos solares. Así pues, el camino de la iniciación pasa por el equilibrio de los centros, si no aprendemos a equilibrar estos centros no entraremos en este camino y no nacerá en nosotros la verdadera castidad. Así, a medida que trabajamos sobre nosotros mismos, aprendemos a equilibrar los centros y a calificar el mercurio. Inicialmente trabajamos con el mercurio sexual negro, luego y con el trabajo psicológico vamos pasando de fase en fase, del mercurio negro al blanco, luego al amarillo y finalmente llegamos al mercurio rojo, que ya es el fuego despertado dentro de nosotros. Así como los alimentos que ingerimos pasan por choques dentro del organismo hasta llegar al torrente sanguíneo y formar el licor seminal (hidrógeno 12), también necesitamos dar choques en el trabajo esotérico para que podamos entrar en una nueva octava en el trabajo sobre nosotros mismos.

 

En primer lugar es necesario comprender que el estado actual de la humanidad es fortalecer la personalidad y la personalidad siempre se desarrolla de acuerdo al centro magnético que cada uno posee. Es decir, un centro que se ha ido formando a través del tiempo y del interés de nuestros defectos, que utilizan nuestra personalidad como vehículo, reforzando sus falsos valores. En nuestro día a día, son muchas las cosas innecesarias que hacemos y que no alimentan la espiritualidad, sino que desarrollan nuestra personalidad por el frío camino del intelecto. Hoy en día hay una gran explosión de información, ya sea a través de la televisión, internet, redes sociales, etc., que nos informan de muchas cosas, pero al mismo tiempo nos enfrían para el trabajo interno. Estamos pasando por un proceso de extremismos en la humanidad; miren la geopolítica mundial, los extremismos políticos, los falsos valores de la sociedad, la excesiva atención que los medios de comunicación dan a los ídolos de barro, sean políticos, artistas, cantantes, jugadores, etc. Un estudiante gnóstico no debe ser seguidor de pensamientos ajenos, sino de lo que le dicta su conciencia.

 

Hoy tenemos un intelecto "lleno" y un corazón "hambriento". La lucidez y la comprensión de cómo debemos trabajar sobre nosotros mismos en este momento sólo se manifestarán si aprendemos a trasladar la energía del pensamiento a nuestro corazón. En el corazón está el átomo de la conciencia y si aprendemos a centrarnos en ellos podremos superar las dificultades externas, impuestas por nuestros defectos y de esta manera ascenderemos en la escala de la ley de las octavas musicales. Este es el choque especial que debemos dar y para escalar el camino de la iniciación debemos aprender a dar estos choques conscientes en el trabajo.

 

De esta forma, la Auto-observación y la Muerte en Marcha son las herramientas cotidianas en el trabajo de equilibrio de los centros y de forma complementaria, para que profundicemos en el estudio y comprensión de estos centros y de cómo los defectos los utilizan. Tenemos también, como prácticas complementarias, la práctica de la Retrospección Diaria de lo que vivimos durante el día, que puede ser hecha al acostarnos, así como desde el momento en que ponemos nuestra esencia en acción; la práctica de la Reflexión serena sobre nuestras actitudes, que sirve para ponderar los pros y los contras de una acción y así descubrir también dónde actuamos correctamente o dónde los defectos estaban controlando determinado centro (haciéndonos creer que actuamos correctamente). Y por último tenemos la práctica de la Oración, que es una súplica a nuestras partes superiores, para que nos ayuden a comprender un defecto con el fin de eliminarlo, o todavia, para pedir ayuda para resolver un problema que pueda estar obstaculizando nuestro trabajo interno.

 

Así, con estas tres prácticas complementarias, podemos estar más atentos al momento en que estos defectos que nos esclavizan y roban nuestras energías se manifiesten de nuevo, para que con la petición y la fuerza de la Divina Madre (castidad), podamos finalmente, vencerlos.

 

 

¡Paz Inverencial!