Cuando dos fuerzas, una superior y otra inferior, chocan dentro de la mente, el resultado es la luz...
Sin embargo, el choque de estas fuerzas sólo es posible a través de técnicas de meditación...
La meditación no es una reflexión. La meditación no es pensar. Meditar no es rezar. Meditar no es mentalizar.
La meditación es un estado de "mediación" entre la Esencia y Dios. La meditación es el verdadero "religare" de la iglesia del corazón o la auténtica religión de nuestro Dios interior.
La mente, así como el sexo y las emociones, tiene dos polos: positivo y negativo.
Dile a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado en un asno y un potro... Mateo 21:5
En el capítulo "21" de Mateo, Jesús entra en Jerusalén montado en dos burros... Símbolos de la mente y sus dos polos.
La lucha de la antítesis de la mente funciona como un reloj y su péndulo... como un "tic-tac" constante en nuestro cerebro, movido por una fuerza mecánica-instintiva.
Detener el funcionamiento de este reloj por unos momentos es posible cuando le echamos un "imán".
La fuerza magnética también tiene dos polos, pero es superior a la fuerza mecánica. Creamos este campo energético a través de la concentración, donde dirigimos la conciencia a la mente como un rayo eléctrico.
Conciencia x mente = Energía (E=m.c²)
Es interesante que cuando haces un cierto experimento con un niño de un año... Cuando le damos una flor, en pocos segundos la vemos destruirla... indicando que la percepción de descubrimiento, que nos lleva al principio de la vida a destruir con nuestras manos cualquier cosa, es más importante que el valor del objeto en sí.
Los niños son clarividentes y muchas de sus acciones, movimientos y juegos son manifestaciones de la Esencia.
La evolución e involución de una rosa, su vida y destrucción, en el mundo mental, es un proceso que cuando se realiza como una práctica consciente trae como consecuencia o efecto, dos fuerzas que chocan y provocan por algunos momentos el silencio de la mente.
Un corto período de tiempo, sin la acción de la mente y los egos, es suficiente para que la Esencia se libere de los egos, se escape del frasco y llegue al vacío iluminador de los mundos nirvánicos... y conozca la "verdad" proclamada por Cristo y Buda.
Hay numerosas prácticas de meditación, como los koanes y varios mantras, pero nuestro triunfo sólo es posible si hay concentración.
Si no tenemos una concentración entrenada no tiene sentido ir a prácticas más avanzadas y querer empezar como yoguis o maestros de meditación.
En este caso aconsejamos que nos dediquemos sólo a la concentración en el corazón (sin mantra) y al nacimiento, vida y muerte de la rosa.
Estas son las mejores prácticas que existen para la concentración y la meditación para el aprendiz o principiante, el neófito que da los primeros pasos en este camino.
También aconsejamos que al principio la meditación no exceda de 15 o 20 minutos. Si nos dedicamos y hacemos un esfuerzo por mantener la concentración en estos minutos, iremos aumentando gradualmente el tiempo, como lo hace cualquier atleta en el gimnasio cuando se entrena, al practicar de esta manera, también podemos convertirnos en atletas, pero de meditación.
En la meditación y en cualquier práctica lo que realmente cuenta es la calidad y no la cantidad, refiriéndose al tiempo que pasamos realizándola o intentando realizarla.
En otras palabras, diríamos que no vale la pena pasar 2 o 3 horas fingiendo que estamos meditando, cuando en realidad después de unos minutos ya hemos perdido la concentración. En este caso no hacemos más que perder el tiempo y dañar nuestro cerebro.
También es importante que sepamos, para concluir que el estado de somnolencia o entumecimiento es indispensable para la meditación, pero con el control de la mente, sin dejarnos dormir involuntariamente.
Paz Invenrecial!
S.O.S.