MUERTE PSICOLÓGICA 

 

 

"CON LA MUERTE SE MATA A LA MUERTE POR UNA ETERNIDAD". (Samael Aun Weor) 


"Esa es la Gran Batalla de la que habla la Biblia. ¡Esa es la Gran Batalla! Uno contra miles y ahí hay que jugarse el todo por el todo".  (V.M. Rabolú) 

Es bien sabido que cuando necesitamos saber cómo somos o actuamos ante una determinada situación podemos hacer esta pregunta a las personas que nos rodean, porque normalmente tienen una "caricatura" perfecta de nosotros mismos, libre de las fantasías que fuimos creando a lo largo del tiempo. 

 

Los defectos son un montón de personajes dentro de nosotros. Cuando nos sorprendemos hablando mentalmente con nosotros mismos ahí están, cada uno defendiendo su posición o territorio. La Gula siempre está pensando en cómo satisfacerse, ya sea con ese "delicioso dulce" o con un evento festivo, en nuestra casa o en otro lugar. En una comida a veces podemos comer en exceso, simplemente porque la gula no está todavía satisfecha, pero de cualquier manera tenemos que asumir que los defectos nunca están totalmente satisfechos, se alimentan de sus manifestaciones y de hecho son eternamente insaciables. Si comemos demasiado o tenemos sobrepeso, esto puede dificultar el resultado de las prácticas. Si eliminamos la gula, nace la virtud de la Templanza, donde aprendemos a desarrollar una relación adecuada con nuestro cuerpo físico y así repercutir favorablemente en el interior.   La Lujuria pretende alimentar el placer de los sentidos, haciendo del sexo algo animal o violento, o incluso llevándonos a alimentar otros vicios. De esta manera, la lujuria tiene un solo objetivo, que es nuestra caída sexual, ya sea física o a través de las poluciones nocturnas y cuando esto ocurre tenemos una caída de impulso para el trabajo interno. Si eliminamos la lujuria, nace en nosotros la Castidad, aprenderemos a relacionarnos con la sexualidad de forma pura. Esto también nos ayudará en nuestras prácticas e internamente en nuestro acceso a los Templos de la Sabiduría. El Orgullo genera en nosotros esa falsa sensación de ser importantes, de sentirnos superiores a los demás, ya sea por alguna cualidad, conocimiento o posesión material, mientras que todos sabemos que desde el punto de vista espiritual no valemos nada. Por orgullo queremos ser superiores a los demás en algún aspecto, incluso humillando a alguien. Pero, así como existe esta cuestión de creernos mejores que los demás, también existe lo contrario, donde nos creemos inferiores (baja autoestima, complejo de inferioridad...). En oposición al orgullo tenemos la virtud de la Humildad, aprendemos a actuar de forma sencilla, dando más valor a las cosas reales y verdaderas. Generalmente, cuando nos enfrentamos a algo, el orgullo se asociará con la Ira y tendremos reacciones explosivas, ya sea interna o externamente, generando una gran pérdida de energía. Todas estas manifestaciones roban energía a los Centros de la Máquina Humana (Intelectual, Emocional, Motriz, Instintivo y Sexual), dejándolos más densos, cargados de esta falsa energía de los Yoes, y de esta manera nos alejan de los resultados que necesitamos de las prácticas y de la prueba de lo Real. Si eliminamos la Ira, nace la virtud de la Dulzura (paciencia, serenidad). Estas virtudes son necesarias incluso para tener éxito en las prácticas de meditación y en el desdoblamiento astral, por ejemplo. La Codicia lucha por lo material en exceso, quiere tener más de lo que necesita, está excesivamente polarizada en relación con el trabajo, con el mundo externo. Debido a la ambición, gastamos grandes cantidades de energía y cuando llega el momento estamos agotados, ya sea física, mental o emocionalmente. Además de la codicia, existe la contrapartida de la avaricia (que no quiere renunciar a nada). Es importante señalar que también existe la ambición de poderes y facultades espirituales, pero los maestros siempre nos han enseñado que debemos prepararnos para recibir estos poderes y facultades, mediante la eliminación de los defectos y las prácticas místicas. Si trabajamos la codicia, nace en nosotros la virtud del Altruismo, de la benevolencia. En este caso también aparecerá la Envidia. Envidia de un hermano, de que tenga algo que nosotros deseamos. Puede ser en casa, en el trabajo o en relación con la propia enseñanza (virtudes, facultades, etc.). A través de la Envidia se desarrolla la calumnia, se sigue hablando de los demás o incluso podemos actuar para obstaculizar el camino de los demás. Frente a la envidia, si la trabajamos, nace la virtud de la Filantropía, de la alegría por el bien de los demás o para los demás. Completando el cuadro tenemos la Pereza y con ella más obstáculos frente a nosotros: hay la pereza mental, donde no mejoraremos en la comprensión de cómo corregir nuestros errores, hay la pereza física, donde dejamos de ser organizados y diligentes en nuestro día a día, consecuentemente esto repercutirá negativamente en nuestras prácticas, y también hay la pereza espiritual, que es la que nos impide investigar a fondo todo este conocimiento que hemos recibido. La pereza, entonces, es la mala voluntad, ya sea con los demás, con nosotros mismos o con nuestras propias Jerarquías y Partes Internas, que no escatiman esfuerzos para ayudarnos en este camino. Si trabajamos la pereza, nacerá en nosotros la virtud de la Diligencia.

 

Todas estas virtudes pertenecen a nuestra Esencia y para que se manifiesten necesitamos eliminar aquellos defectos psicológicos que en un momento determinado se manifiestan. Para ello, necesitamos estar en recuerdo de nosotros mismos, recordando a nuestros Padre y Madre interior, pidiéndoles ayuda en el trabajo. Estando en recuerdo de nosotros mismos necesitamos hacer el desdoblamiento psicológico de la Auto-observación, que es la capacidad de dividirnos en dos: Observador (Esencia) y Observado (Defecto), solo así podemos percibir como el defecto en un momento dado puede controlar la máquina humana y sus centros (Emocional, Intelectual y Sexual) a su antojo.  Una vez que hemos percibido un defecto con la Auto-Observación, debemos apelar a nuestra Madre Divina particular, ya que ella posee un poder electrónico que es superior a la energía del propio defecto. Debemos pedir mentalmente a nuestra Madre Divina: - ¡Madre Divina! ¡Quita este defecto de mí! ¡Desintegrarlo! Pedimos con fuerza, con energía e imaginamos que la Madre Divina, con su lanza, desintegra ese defecto en polvo cósmico. A medida que se elimina un defecto, una partícula de Esencia se libera de él y esta partícula se une a la parte de Esencia que ya tenemos libre de los Egos y vamos haciendo posible adquirir más fuerza y conocimiento para el trabajo. Por lo tanto, la Muerte Psicológica es la práctica básica de todo estudiante de esoterismo, porque con ella podemos ir recorriendo un camino verdadero, que puede conducirnos definitivamente a la Autorrealización Íntima del Ser.  

 

 

¡Paz Inverencial!