LA CONCENTRACIÓN
La atención plena, natural y espontánea en algo que nos interesa, sin ningún artificio, es, en verdad, la concentración perfecta. (V.M. Samael Aun Weor)
Hoy en día vivimos en una sociedad cuya cultura se basa en la dispersión y la multitarea como principio de producción, y todo ello va en contra de nuestra capacidad de concentración. Los medios de comunicación y las redes sociales nos bombardean continuamente con estímulos, alimentando una curiosidad insaciable, lo que nos lleva a un círculo vicioso.
Como consecuencia, sufrimos pérdida de concentración, estrés y ansiedad, lo que afecta negativamente a nuestra calidad de vida, nuestra salud mental y, sobre todo, el trabajo psicológico para el despertar de la conciencia. Para romper este ciclo, es necesario reeducar la mente y el cuerpo, para recuperar y mejorar el grado y la calidad de la concentración. Y esto se puede lograr trabajando con los tres factores de la revolución de la conciencia.
"Para los estudiantes gnósticos, algo de lo que el Maestro habló mucho, y nosotros también; sin embargo, la verdad es que no se tomó esto como algo importante, sino que no le damos la importancia que merece, que es la concentración". (V.M. Rabolú – El Águila Rebelde)
La concentración es el camino más directo para obtener conocimiento sobre todas las cosas, para descubrir la verdad sobre los misterios de la vida y la muerte y para acercarnos al Real Ser que habita en nosotros. Es la herramienta más importante para alcanzar un objetivo mayor, que es la liberación, y para llegar a ese objetivo primero debemos querer hacer una elección asertiva, y esa elección debe partir del corazón.
Es indiscutible que cualquier individuo puede desarrollar la concentración y en Internet abundan los cursos destinados a promover la atención plena, el enfoque y el control mental. Sin embargo, para servir a la Gran Obra y ser asistidos por las Jerarquías de la Logia Blanca, debemos buscar, en paralelo, el trabajo con la eliminación del ego y el desarrollo de las virtudes del alma.
Por lo tanto, en primer lugar, debemos desarrollar la concentración o el enfoque en el camino que hemos elegido recorrer; aquí la concentración es en un aspecto macro, es el enfoque en algo más grande. Para desarrollarla, podemos buscar la conexión con las partículas de nuestro Ser Real: nuestro Padre Interno y nuestra Madre Divina. Esto se traduce en recordarlos durante el mayor tiempo posible durante el día y crear un áncora que llamamos recuerdo de sí, que a su vez nos ayudará a crear el centro de gravedad permanente en la esencia.
Conversar y convivir, aunque sea de forma virtual, con personas que tienen el mismo propósito es fundamental para mantener el enfoque en el camino del despertar. El apoyo de personas afines y la ayuda mutua son áncoras para mantenernos concentrados en la elección, en el camino de la revolución de la conciencia.
Las Jerarquías ayudan al estudiante que decide seguir este camino y tiene constancia y tenacidad. El estudiante se enfrenta desde el principio, o cuando pasa por una pausa, a problemas como la falta de concentración, dificultad para recordarse a sí mismo, dificultad para separar al observador y lo observado, así como falta de iluminación y, como consecuencia, falta de experiencias, tanto del círculo mesotérico como del círculo esotérico. En este sentido, trazar estrategias es fundamental para avanzar en el camino y disminuir las dificultades que se presentan.
"Sin duda, necesitamos volver siempre al punto de partida original y revalorizar los fundamentos del trabajo psicológico, si es que realmente anhelamos un cambio radical". ( V.M. Samael Aun Weor)
DINÁMICA DE LA AGENDA DIARIA
Como durante el día tenemos diferentes y variadas actividades, necesitamos concentración para realizar cada una de ellas. Por ejemplo, al preparar un alimento en el que tenemos que usar un cuchillo, si no estamos concentrados, sino distraídos y con la mente vagando por otros lugares, fácilmente cometeremos errores e incluso nos lastimaremos. Conducir un vehículo, lo que podemos considerar un acto mecánico, de hecho requiere una concentración continua en el tráfico, a fin de evitar involucrarnos o provocar un accidente grave.
Debemos comprender que muchas cosas suceden por nuestra imprudencia y falta de atención. Todas las prácticas místicas o revolucionarias que nos proponemos, sin concentración, a pesar de nuestras buenas intenciones, tenderán a mecanizarse y no lograremos el éxito deseado. También debemos educarnos para, al iniciar una tarea, seguir con ella hasta finalizarla, sin ansiedades. Es decir, sin pensar en la siguiente tarea.
Es urgente la necesidad de hacernos dueños y señores de nuestra mente. Cuando creamos una disciplina en las actividades que realizamos durante el día, comenzamos a salir del estado de sueño profundo en el que nos encontramos para vivir en estado de alerta y concentración...
En este sentido, la agenda diaria propuesta por V.M. Rabolú es fantástica y da resultados extraordinarios. Al principio podemos llevar todo anotado en un cuaderno o diario, pero con el tiempo ya no necesitaremos seguir con este hábito. Todo se puede organizar mentalmente.
Realizar las actividades diarias de forma consciente, concentrados tanto en los procesos externos como en los internos, es una práctica espiritual y hace parte del trabajo esotérico del despertar de la conciencia. Es un acto que, aunque pueda parecer sencillo, es poderoso y nos capacita para alcanzar la tan ansiada conciencia en los mundos internos o dimensiones superiores de la naturaleza.
La rutina diaria constituye una valiosa oportunidad para establecer un ritmo organizado, que se repite conscientemente cada mañana. En este contexto, adoptamos el hábito de anotar en nuestra agenda todas las actividades previstas para el día, por muy diversas que sean. Esta práctica contribuye de manera significativa a alejarnos de la identificación automática con los acontecimientos y de la mecanicidad del comportamiento, promoviendo así el cultivo de la atención y la concentración.
Las tareas se organizan según su orden de prioridad, comenzando por la más relevante o por la que nos parece más desafiante. Comenzamos la ejecución concentrándonos íntegramente en la tarea presente, evitando cualquier anticipación sobre la actividad posterior. La atención se mantiene exclusivamente en la acción actual. Una vez concluida, pasamos a la siguiente, manteniendo el estado de atención plena, y así sucesivamente hasta completar todas las obligaciones previstas para el día.
En caso de que surjan imprevistos o situaciones de urgencia, estos deben ser priorizados de inmediato. Sin embargo, es esencial que la resolución de estas demandas se produzca sin perder la postura de atención plena en la acción presente. El orden de las tareas puede adaptarse según sea necesario, pero debe preservarse la calidad de la concentración en el momento presente. Igualmente importante es el compromiso de iniciar y concluir cada actividad antes de pasar a la siguiente, evitando la dispersión generada por la superposición de tareas inacabadas.
Mediante esta organización disciplinada de la práctica consciente diaria y la reeducación de la atención, es posible alcanzar gradualmente resultados concretos, no solo en las prácticas esotéricas, sino en todas las esferas de la vida. Estos logros sirven de estímulo y sustento para el trabajo interior, llevándonos a abandonar una existencia automática y preparándonos con seriedad y firmeza para el camino de la experiencia esotérica.
"... En las diferentes actividades del día, "dedicar a cada cosa su momento" significa concentrarse en lo que se está haciendo. Es una concentración".
"...Porque, a menudo, nos convertimos en máquinas, haciendo una cosa y pensando en otra. Entonces está mal. Entonces la mente se enreda allí, no hace nada, no rinde". (V.M. Rabolú)
CONCENTRACIÓN X PRÁCTICAS
"Las prácticas del Maestro Samael han fracasado y fracasan, no porque las prácticas sean malas, sino porque, como estudiantes, no sabemos concentrarnos en lo que estamos haciendo. Entonces, estamos haciendo una práctica y la mente vuela por todas partes. ¿Qué sucede? La estamos haciendo mecánicamente y, mecánicamente, ninguna práctica da resultado..." (V.M. Rabolú - El Águila Rebelde)
La concentración es una facultad sagrada del alma, perdida hace mucho tiempo por la humanidad, pero que puede ser restaurada progresivamente por aquellos que están dispuestos a recorrer el camino del autoconocimiento. Este rescate se produce mediante el dominio de la mente, la disciplina consciente y la práctica perseverante, apoyándose en estrategias refinadas, tal como lo hacen los atletas espirituales que entrenan no solo el cuerpo, sino el ser entero.
En todas las prácticas esotéricas, la concentración se revela como una llave maestra. En el desdoblamiento astral, es necesario atravesar la puerta de la concentración perfecta, acompañada de una emoción elevada y una expectativa luminosa que trasciende el ego. Del mismo modo, en el camino de la meditación solo alcanzamos el Vacío Iluminador al silenciar los ruidos de la mente y permanecer en una concentración profunda y estable, permitiendo que la Luz interior se revele en su plenitud.
En la práctica del Arcano AZF, la concentración debe fusionarse con la imaginación creadora, formando un puente sutil para la sublimación de las energías creadoras, elevándolas a lo divino. Sin esta unión consciente, la energía se disipa; con ella, transmutamos y encendemos.
Así, la concentración deja de ser solo un esfuerzo mental y se convierte en una ofrenda del corazón, un estado de presencia interior que nos conduce a la verdadera comunión con lo Sagrado.
"Hay un solo pensamiento, se está concentrado". (V.M. Rabolú)
EJERCICIOS PARA DESARROLLAR LA CONCENTRACIÓN
1) Concentración en la vela
Objetivo: Desarrollar la atención enfocada y el estado de presencia mediante la observación consciente de un objeto sagrado: la llama de la vela.
Preparación:
1- Elija un lugar tranquilo y limpio.
2- Siéntese cómodamente, con la columna recta.
3- Encienda una vela y colóquela a la altura de los ojos, a aproximadamente 1 metro de distancia.
4- Respire profundamente varias veces, calmando el cuerpo y la mente.
Práctica:
1- Fije la mirada en la llama. Observe: la mecha y su papel como conductora de la llama, los colores de la llama (amarillo, azul, dorado). Observe sus movimientos, ritmos y variaciones, el material de la vela y su forma.
2- Permanece completamente atento a la vela sin olvidarte de ti mismo. Toda percepción relacionada con la vela forma parte de la concentración.
3- Evite parpadear excesivamente, mantenga los ojos relajados, sin forzar la vista, permanezca observando con serenidad cada detalle de la sutil danza de la luz de la llama de la vela, sus colores y los movimientos vivos que parecen ritualizar el momento presente.
4- Si surge algún pensamiento o imagen mental (recuerdos, diálogos internos, preocupaciones), reconoce que la mente se ha distraído y, con delicadeza, vuelve a centrar la atención en la vela.
Observación: La duración recomendada es de 5 a 10 minutos para principiantes, y quienes tengan práctica pueden hacerlo hasta 20 minutos o más.
2) Concentración en el corazón
Objetivo: Reconectarse con el Templo Interno y escuchar la voz de nuestro Ser Real a través de la percepción viva del corazón físico y espiritual. Esta es también la mejor práctica para la proyección astral consciente y la meditación.
Preparación:
1- Pide ayuda a los Padres Internos para realizar la práctica
2- Acuéstate o siéntate en una posición cómoda.
3- Cierre los ojos y relaje todo el cuerpo, calmando la respiración.
Práctica:
1- Dirija su atención al corazón físico.
2- Visualice su forma externa: cómo es por fuera, las venas y arterias, el flujo sanguíneo en movimiento
3- Imagine su interior y su funcionamiento similar al de una bomba.
4- Siente y escucha los latidos, percibe el movimiento de la sístole y la diástole.
5- Permanece consciente de esta sutil actividad, con reverencia y silencio interior.
6- Cuando surjan pensamientos dispersos (ideas, preocupaciones, listas de tareas, recuerdos), reconoce la distracción y vuelve con reverencia la atención al corazón.
Observación: Esta práctica despierta la sensibilidad espiritual, ya que el corazón es símbolo y sede de lo Divino dentro de nosotros.
Durante las prácticas, es común que surjan ciertos “yos”: deseos, ansiedades, distracciones, impaciencia. Estos activan gatillos mentales y desvían la atención. Cuando lo notes, detente unos instantes, respira profundamente y vuelve con humildad a la práctica. Si estás cansado, termina con gratitud a los Padres Internos y retoma la práctica en otro momento.
Disciplina y continuidad
La concentración madura con el tiempo, al principio, la mente se resistirá. Pero, con perseverancia, los frutos aparecerán. Practique diariamente, aunque sea por unos pocos minutos. Si no hay resultados inmediatos, no se desanime, repita en otro momento. El éxito vendrá con constancia, no con prisa.
Una práctica de concentración puede realizarse en cualquier momento del día, pero a partir de las 2 de la madrugada, cuando el cuerpo ya está más descansado y el ambiente más tranquilo, el horario se vuelve ideal para prácticas más profundas.
Cuando nos dormimos con la mente concentrada en un Maestro, en un Templo o en un símbolo sagrado, somos conducidos en cuerpo astral a ese lugar. La concentración, cuando está bien dirigida, se convierte en un puente vivo para la investigación consciente de cualquier realidad espiritual. Todo puede ser conocido directamente, siempre que estemos verdaderamente concentrados. Por eso es esencial educar nuestra atención, disciplinar la mente y fortalecer la voluntad.
La concentración no es solo un ejercicio mental, es una oración silenciosa, un estado de presencia ante lo Divino. Es el primer paso hacia una vida despierta, consciente y sagrada.
Para profundizar, estudia las enseñanzas sobre “El ego, la personalidad y la esencia y la auto-observación”, “La muerte psicológica”, “La transformación de las impresiones” y “El dominio de la mente”. Practique también la relajación profunda y la respiración consciente durante el día y lleve un diario espiritual, tenga un cuaderno para anotar percepciones, dificultades, progresos, metas, así como para anotar las experiencias vividas en los mundos internos.
“De modo que, pues, la concentración la ocupamos para todo. Entonces, necesitamos educar el cuerpo físico y la mente para ello”. (V.M. Rabolú – El Águila Rebelde)
¡Paz Inverencial!
Colaboración: Estudiantes gnósticos de Gnosis para los Pocos / S.O.S.