LA TRANSFORMACIÓN DE LAS IMPRESIONES
“Si no transformamos las impresiones, nada cambiará en nosotros: la lujuria, la codicia, el orgullo, el odio, etc., existen en nuestra psique en forma de impresiones que vibran incesantemente. El resultado mecánico de tales impresiones han sido todos esos elementos inhumanos que llevamos dentro y que normalmente hemos llamado yoes, los cuales en su conjunto constituyen el mí mismo, el sí mismo”. (V.M. Samael Aun Weor)
Necesitamos saber interpretar correctamente todo lo que viene del exterior, para poder transformar estas impresiones que recibimos, incluyendo cualquier manifestación desagradable de nuestros semejantes.
Toda transformación significa que una cosa se modifica en otra diferente. Es cierto que todo se transforma constantemente. Los alquimistas de la Edad Media hablaban de la transmutación del plomo en oro, sin embargo, no siempre aludían a la cuestión metálica meramente física, normalmente querían indicar con tal palabra la transformación del plomo de la personalidad en el oro del espíritu...
Sería magnífico transformar las impresiones. La mayoría de las personas, cuando se ven en el terreno de la vida práctica, piensan que este mundo físico les dará todo lo que desean y buscan. Pero, en realidad, esto es un tremendo equívoco. La vida, en sí misma, entra en nosotros, en nuestro organismo, en forma de impresiones, y lo primero que debemos comprender es el significado del trabajo esotérico, íntimamente relacionado con el mundo de las impresiones. Nadie puede cambiar realmente su vida si no aprende a transformar las impresiones que llegan a su mente.
Nuestra propuesta aquí es que reflexionemos seriamente sobre este tema que queremos poner en práctica. Por ejemplo, en los evangelios, la idea del hombre terrenal se compara con una semilla capaz de crecer y tiene el mismo significado que la idea del renacimiento, es decir, el hombre que nace de nuevo. Es obvio que, si el grano no muere, la planta no nace, y en toda transformación hay muerte y nacimiento.
Para comprender mejor la cuestión, el maestro Samael nos recuerda los tres tipos de alimentos. El primer alimento es el alimento para nuestra sobrevivencia, para el mantenimiento del cuerpo físico; el segundo alimento es la respiración, y el tercer alimento son las impresiones. Nadie puede vivir sin impresiones, ni siquiera por un minuto.
El mundo exterior es captado por los “5” sentidos y llega a nuestra mente en forma de impresiones, que pueden producir reacciones negativas o positivas en nuestros “5” centros de la máquina humana (intelectual, emocional, motor, instintivo y sexual). Estas reacciones comienzan en la mente, pasan por el filtro de la personalidad y finalmente terminan en la manifestación de uno o más defectos psicológicos.
Sobre esta cuestión, debemos considerar que, a menudo, una misma situación, dentro de otro escenario y con otros personajes, puede causarnos impresiones y reacciones diferentes. Por ejemplo, un familiar puede hacernos una broma a la que reaccionamos con tranquilidad e incluso con risas. Sin embargo, si otra persona, ya sea un desconocido o alguien que no nos gusta, nos hace la misma broma, nuestra reacción puede ser muy diferente.
Esto nos lleva al siguiente postulado: una palabra a menudo solo tiene el valor o el peso que le damos. Imaginemos otra situación: alguien nos ofende con palabras malsonantes y quejándose de todo, ¿qué reacción tendríamos ante eso? Tal vez sería el detonante de una discusión o una pelea de ofensas interminables... Ahora imaginemos que la otra persona nos estuviera ofendiendo en chino... o incluso si dijera palabrotas en otro idioma, que en nuestra lengua no significan nada o tienen un significado muy diferente. No hay duda de que podríamos incluso molestarnos por el tono de voz, pero eso no nos afectaría de la misma manera que lo anterior...
No logramos comprender a nuestros hijos, padres, amigos, compañeros, cónyuges... ¿Acaso no sabemos que cada uno de nosotros tiene todo tipo de egos o defectos? Las personas no son buenas y amables todo el tiempo, la misma persona que dice que nos quiere en un momento dado, en otro momento dice que nos odia. ¿Qué ha cambiado, la personalidad? ¿La conciencia? No. Nada ha cambiado, es la misma persona de siempre manifestando diferentes egos. La dificultad que tenemos para lidiar con los defectos de los demás refleja nuestra propia dificultad para lidiar con nuestros propios defectos psicológicos.
Desgraciadamente, el ser humano es negativo y, en este sentido, el maestro ilustra con muchos ejemplos. Uno de ellos nos presenta la comparación de las impresiones como ladrones a los que permitimos abrir las puertas de nuestra psique, como si estuviéramos en un aula o en una conferencia y dejáramos entrar a unos ladrones. Y en este caso nos pregunta: ¿sería correcto abrirles la puerta para que entraran? ¿Qué pasaría? Podemos compararlo con las impresiones, en las que abrimos las puertas a todas las impresiones negativas del mundo.
Al penetrar en nuestra psique, se convierten en agregados psicológicos, causando daños en nuestro centro emocional y finalmente llenándonos de emociones negativas. ¿Es correcto esto? ¿Es correcto que una persona, por ejemplo, que está llena de impresiones negativas que emanan del Centro emocional negativo, tenga espacio entre nosotros, o que abramos las puertas a todas las impresiones negativas de esa persona?
Es fundamental para el trabajo interno aprender a abrir y cerrar las puertas de nuestra psique a las impresiones, abrir las puertas a las impresiones nobles, cerrarlas a las impresiones negativas y absurdas, porque las impresiones negativas causan daños, afectan a nuestro centro emocional y nos perjudican.
Fíjense en lo que se hace cuando se está en medio de una multitud: les aseguro que ninguno de nosotros, por ejemplo, se atrevería a salir a la calle y tirar piedras, ¿verdad? Sin embargo, en grupo, alguien puede involucrarse: una gran manifestación pública enfurecida contra el gobierno. Las multitudes lanzan piedras, y la persona termina lanzando piedras también, aunque más tarde pueda preguntarse: ¿Por qué las lancé? ¿Por qué lo hice?
En grupo, el ser humano se comporta de manera muy distinta, hace cosas que nunca haría si estuviera solo. Pero, ¿a qué se debe esto? Si se debe a las impresiones negativas y si les abrimos las puertas y nos dominan, por ejemplo, irritándonos, terminamos haciendo cosas que nunca haríamos solos. Por eso es necesario que aprendamos a ser ciudadanos educados.
Cuando alguien abre las puertas a las impresiones negativas, no solo altera el orden del centro emocional, ubicado en el corazón, sino que también se vuelve negativo. Si alguien abre las puertas, por ejemplo, a las emociones negativas de una persona que está llena de ira porque alguien le ha hecho daño, entonces termina aliándose con esa persona, en contra de la persona que causó el daño, y termina llenándose de ira y participando en la situación.
Seleccionemos las emociones. Si alguien nos trae emociones positivas de luz, armonía, belleza, sabiduría, amor, poesía, perfección, abrimos las puertas del corazón. Aprendamos a cerrar las puertas a las impresiones negativas. Cuando alguien reflexiona sobre todo esto, puede cambiar perfectamente, mejorar su vida.
Necesitamos tener una mente clara, un cuerpo limpio, sin abominaciones de ningún tipo. Es necesario saber vivir. Desgraciadamente, en la vida cotidiana, al ser humano le cuesta saber vivir verdaderamente. Todos culpan a los demás de sus sufrimientos y amarguras. Y los únicos verdaderamente culpables somos nosotros mismos.
Si queremos un cambio profundo en nuestras vidas, tenemos que reflexionar sobre estas enseñanzas que nos indican los maestros.
Para los objetivos de la naturaleza propiamente dichos, no hay ninguna necesidad de que el ser humano transforme realmente estas impresiones. Sin embargo, podemos transformar estas impresiones de forma consciente, siempre que poseamos, naturalmente, un conocimiento básico. Hay que comprender el porqué de esta necesidad, cuál es su objetivo real.
Cada planta, cada insecto, cada criatura y cada ser humano absorbe y asimila determinadas fuerzas cósmicas, las transforma y luego las transmite inconscientemente a las capas inferiores del organismo planetario. Estas fuerzas transformadas están íntimamente relacionadas con toda la economía del organismo planetario en el que vivimos. Cada criatura, según su especie, transforma determinadas fuerzas que se transmiten al interior de la tierra para la economía del planeta. Así, cada criatura existente cumple las mismas funciones.
Ciertamente, todo este proceso ya está programado dentro de nosotros, ocurriendo dentro de una mecánica instintiva y repetitiva, de acuerdo con nuestra forma de ser, vivir y reaccionar. Son como botones que se pulsan o gatillos que se accionan.
Si queremos salir del estado de entropía en el que nos encontramos, tenemos que actuar de forma diferente a la mayoría. Lo primero es afrontar la verdad tal y como es, y no dentro de un cuento fantástico. Es muy fácil decir o escribir que “tenemos que morir”, que “no podemos identificarnos”, que “tenemos que aprovechar el gimnasio psicológico...”, etc. Sin embargo, en la práctica sabemos que, si dejamos “correr libremente”, así porque sí, no conseguimos realizar ningún trabajo.
De nada sirve actuar de forma equivocada en una situación tensa y luego, cuando todo ha pasado y ya hemos alimentado nuestros egos, buscar su muerte, etc., rezando, meditando y todo lo demás. Esta técnica no funciona para nosotros. Para llegar a este nivel necesitamos ser atletas de la concentración y la meditación. Necesitamos más conciencia y estar más despiertos, de lo contrario, además de no eliminar los egos, podemos incluso fortalecerlos aún más, este es el camino del “autoengaño”.
El trabajo de muerte y transformación de las impresiones debe realizarse durante las escenas reales, durante el evento en sí, en el campo de batalla. Lo que sí podemos hacer es prepararnos. En este caso, nos equiparemos con un “escudo protector” para tener espacio y conciencia en ese momento: trabajar con el recuerdo de si mismo, la autoobservación, la transformación de las impresiones y la muerte en marcha.
Estamos hablando de algo muy revolucionario. Todo el mundo cree que lo físico es lo real, pero si profundizamos un poco más en la cuestión, veremos que lo que realmente estamos recibiendo a cada instante, a cada momento, son meras impresiones del exterior.
Si meditamos profundamente, llegamos a la conclusión de cuán reales son las impresiones. Llegan a la mente a través de la ventana de los sentidos, pero si no tuviéramos los sentidos, por ejemplo, los ojos para ver, los oídos para oír o la boca para saborear los alimentos que ingiere nuestro organismo, ¿existiría para nosotros lo que se llama mundo físico? ¡Por supuesto que no! ¡Absolutamente no! La vida nos llega en forma de impresiones y es ahí precisamente donde está la posibilidad de trabajar sobre nosotros mismos.
Antes de todo. ¿Qué debemos hacer? Hay que comprender el trabajo que debemos realizar. ¿Cómo podríamos lograr una transformación psicológica de nosotros mismos? Pues bien, al trabajar sobre las impresiones que recibimos a cada instante, a cada momento, este primer trabajo recibe el nombre de primer choque consciente. Está relacionado con todas estas impresiones que tenemos, que son todo lo que nos llega del mundo exterior. Los acontecimientos cotidianos, así como la interacción con las personas y las cosas que nos rodean.
¿Por qué llamamos al trabajo de transformación de las impresiones primer choque consciente? Porque el choque es algo que no podríamos realizar de forma meramente mecánica, esto nunca podría hacerse de manera inconsciente, se necesita un esfuerzo consciente. Es evidente que cuando comenzamos a comprender este trabajo, dejamos de ser un ser humano mecánico, que solo sirve a los fines de la naturaleza o que tiene reacciones mecánicas y absurdas ante las diversas impresiones que nos llegan en todo momento.
Si pensamos en todo el significado de la enseñanza gnóstica dejada por V.M. Samael y V.M. Rabolú, que depende básicamente de nuestro propio esfuerzo, comenzando por el recuerdo de sí y la autoobservación, veremos que el lado práctico de todo trabajo esotérico se relaciona íntimamente con la transformación de las impresiones y lo que resulta naturalmente de esta acción.
El trabajo, por ejemplo, con las emociones negativas, sobre los estados de ánimo de aburrimiento, sobre la identificación, sobre la auto consideración, sobre los yoes sucesivos, sobre la mentira, sobre las autojustificaciones, sobre la excusa, sobre los estados inconscientes en los que nos encontramos, se relaciona en todo con el Recuerdo de Sí, la Autoobservación, la Transformación de las Impresiones y, si no tenemos éxito, la Muerte en Marcha de las reacciones que no logramos transformar.
Entonces, podemos decir que el trabajo sobre uno mismo es comparable a una vigilancia y disección constantes. Es necesario tener un filtro consciente (Esencia activa) en el lugar de entrada de las impresiones. A través de la reflexión y la comprensión, podemos y debemos aceptar la vida como un trabajo psicológico constante. Así, estaremos alerta y exigiéndonos un estado continuo de recuerdo de nosotros mismos, y la realidad de transformar las impresiones que nos llegan se convertirá en algo natural para nosotros.
Transformar las impresiones de la vida es transformarse a uno mismo. Esta forma completamente nueva de pensar nos ayuda a llevar a cabo dicha transformación. Toda la enseñanza gnóstica se basa exclusivamente en el objetivo radical de transformarnos. Si uno no se transforma, no consigue nada.
No se puede permitir que las impresiones lleguen de forma subjetiva y mecánica. Si comenzamos con esta técnica, es como empezar la vida de nuevo. Comenzamos a vivir de forma más consciente. Activando el pequeño porcentaje de Esencia que tenemos, podemos y debemos permitirnos el lujo de hacer que las impresiones no lleguen mecánicamente. Al actuar así, transformamos las impresiones y comenzamos a vivir conscientemente.
Si logramos mantener el estado de vigilancia constante y transformar las impresiones que llegan a la mente en el momento de su entrada, filtrándolas, se obtienen magníficos resultados que cambiarán completamente nuestra existencia.
Si no transformamos las impresiones, nada cambiará en nosotros. La lujuria, la codicia, el orgullo, el odio, etc., existen en nuestra psique en forma de impresiones que vibran incesantemente. El resultado mecánico de tales impresiones han sido todos esos defectos que llevamos dentro, además de las Representaciones Mentales que hemos creado a lo largo del tiempo.
Por lo tanto, el trabajo de nuestra vida consiste en saber transformar esas impresiones y en saber eliminar los resultados mecánicos de las impresiones no transformadas en el pasado.
Todo lo que vemos externamente está también en nuestro interior. Si no trabajamos con el interior, iremos por el camino del error, porque no modificaremos nuestros hábitos. Si queremos despertar la conciencia, tenemos que transformarnos integralmente y debemos comenzar transformando las impresiones y practicando la muerte en marcha.
¡Paz Inverencial!
Colaboración: Estudiantes Gnósticos de Gnosis para los Pocos / S.O.S.